Un huerto urbano en casa sólo tiene sentido si lo desarrollamos de una forma ecológica. Debemos de entender nuestro huerto como un espacio de sostenibilidad, donde obtengamos productos sanos y sabrosos, por lo que no tiene ningún sentido la utilización de plaguicidas o fungicidas de síntesis química.
Partiendo de la base de que queremos practicar una agricultura lo más ecológica posible, lo primero que tenemos que entender es que en nuestros cultivos aparecerán todo tipo de insectos y otros organismos, que conformarán el "microecosistema" en el que se irá convirtiendo nuestro huerto urbano.
Esto es algo bueno, no debemos pretender tener un espacio aséptico, de hecho cuanto más variada sea la biodiversidad asociada a nuestro huerto, más estable y resistente a plagas será. Además el estudio y observación de toda esta "vida" y las relaciones que se establecen entre los distintos seres vivos es una de las cuestiones más enriquecedoras para el agricultor de ciudad.
El principal método de control y lucha contra las plagas y enfermedades que debe de llevar a cabo el agricultor ecológico, debe de ser "hacer las cosas bien". Es decir, realizar todas aquellas prácticas que van a hacer de nuestro pequeño huerto un espacio fértil, resistente, estable, biodiverso, etc. Algunas de estas prácticas son: las rotaciones, las asociaciones, el uso de materia orgánica como único abono de nuestros cultivos, realizar un riego adecuado, etc.
Ahora bien,
aunque pongamos en práctica todas estas prácticas, algunos de los seres vivos
que se instalan en nuestro huerto pueden ser perjudiciales e incluso
convertirse en una plaga u ocasionar enfermedades en nuestras plantas. En estos
casos, debemos identificar las causas y actuar mediante procedimientos
ecológicos.
Podemos
diferenciar 2 tipos de problemas en nuestros cultivos:
- Enfermedades, producidas por hongos, bacterias y virus.
- Daños por plagas, de animales, sobre todo insectos y arácnidos.
Enfermedades en el huerto
Son más
difíciles de diagnosticar y de tratar, ya que, salvo en algunos casos, no vamos
a observar directamente al causante del problema y tendremos que diagnosticarlo
observando sus efectos (ej.: "acucharamiento" de las hojas del tomate
producido por el virus de la cuchara).
En estos
casos, debemos de actuar sobre todo de una forma preventiva,
fortaleciendo nuestras plantas con buenos abonos orgánicos como el humus de
lombriz y con fertilizantes ecológicos como el extracto de ortiga que potencia
las defensas naturales de las plantas.
También
podremos utilizar en el caso de enfermedades por hongos, que suelen ser las más
comunes (como el oídio, el mildiu o la negrilla) tratamientos más específicos
tanto de forma preventiva, como en las primeras fases de desarrollo, algunos de
ellos son el extracto de cola de caballo o el propolis, ambos productos
naturales inocuos para las personas. Si finalmente tenemos plantas afectadas,
deberemos eliminar las partes dañadas (hojas y tallos) o incluso
eliminar plantas enteras para evitar la propagación de la enfermedad a las
plantas vecinas.
Plagas en el huerto
Son más
fáciles de identificar, ya que normalmente podemos observar directamente al
agente causante del problema. En estos casos, antes de actuar, debemos evaluar
si el agente potencialmente plaga está ocasionando realmente un problema o se
mantiene en una población baja y estable que no ocasiona graves problemas.
Esto es
importante, ya que a veces tener una población baja y estable de algún insecto
plaga como el pulgón, puede ser incluso interesante ya que atraerá a insectos
beneficiosos para el huerto como las mariquitas. Si por el contrario,
consideramos que tenemos una plaga que está dañando nuestros cultivos,
actuaremos de la siguiente manera:
- Valorar si nos estamos equivocando en alguna práctica (exceso o falta de riego, exceso de abonado, cultivo fuera de temporada, falta de insolación.). Esto es muy importante, ya que muchas veces la aparición de una plaga nos indica debilidad de la planta por un mal manejo (un ejemplo claro es la aparición masiva de pulgón, que es indicativo de una gran concentración de Nitrógeno en la salvia de la planta, debido a un exceso de abonado sobre todo si utilizamos fertilizantes líquidos, que la hace muy atractiva a estos insectos chupadores).
- Eliminación manual de los insectos. Ésta es una forma muy eficaz de controlar las plagas en huertos de muy pequeñas dimensiones, como los huertos de terraza o balcón y frente a plagas muy visibles como las orugas defoliadoras.
- Eliminación de las partes dañadas (hojas y tallos).
- Tratamiento con productos ecológicos. Cuando tenemos plagas extendidas y difíciles de eliminar manualmente, podemos utilizar productos ecológicos, como:
- Jabón potásico: insecticida de contacto que debilita el exoesqueleto de los insectos. Se utiliza sobre todo para el control de ataques de insectos chupadores como el pulgón, la cochinilla o la mosca blanca.
- Aceite de neem: se trata de un insecticida natural que se extrae del fruto de este árbol, que actúa frente a una amplia gama de plagas como: mosca blanca, minador, araña roja, trips, pulgones, piojo, escarabajo de la patata, chinches. La acción conjunta de jabón potásico y neem hace que sea todavía más efectivo el tratamiento.
- Bacillus thuringiensis: se trata de una toxina que producen estas bacterias, totalmente inocua para el hombre y para la fauna útil, que actúa de una forma muy selectiva con las orugas de muchas especies plaga como la tuta, heliothis, plúsidos, rosquilla verde, la mariposa de la col etc.
En cualquier
caso, la aparición de una plaga en nuestros cultivos, no debe de desanimarnos
sino todo lo contrario, estimular nuestra curiosidad por aprender y mejorar
en el conocimiento de los distintos seres vivos de nuestro huerto y en el
manejo de las técnicas de cultivo ecológico.
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